Las teorías criminológicas buscan entender las causas y características del comportamiento delictivo, proporcionando una base para la prevención y el tratamiento del crimen. A lo largo de la historia, se han desarrollado distintas escuelas de pensamiento en criminología, cada una con enfoques y propuestas específicas para explicar el fenómeno delictivo.
En este artículo, exploraremos las principales teorías criminológicas, centrándonos en la Escuela Clásica y la Escuela Positiva, así como en las contribuciones de sus principales exponentes. ¡Sigue leyendo!
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Índice de contenidos
Escuela Clásica
La Escuela Clásica surgió en el siglo XVIII como una respuesta a las prácticas punitivas arbitrarias de la época. Basada en el racionalismo y la noción de libre albedrío, esta escuela propone que las personas son agentes racionales que toman decisiones basadas en la búsqueda del placer y la evitación del dolor.
Por tanto, el comportamiento delictivo es visto como una elección consciente y calculada, que puede ser disuadida mediante la certeza de castigos proporcionales, justos y disuasorios.
Beccaria: tratado de los delitos y las penas
Cesare Beccaria es considerado uno de los padres fundadores de la criminología clásica. En su obra “De los delitos y las penas”, Beccaria abogó por un sistema penal más humano y racional. Propuso que las leyes deben ser claras y conocidas por todos, y que los castigos deben ser proporcionales al delito cometido, rápidos y seguros para cumplir su función disuasoria.
Beccaria se opuso a la tortura y la pena de muerte, argumentando que estas prácticas eran ineficaces y contrarias a la dignidad humana.
Bentham: tratado de legislación civil y penal
Jeremy Bentham, influido por las ideas de Beccaria, desarrolló el concepto del utilitarismo, que postula que las acciones deben ser evaluadas por su capacidad de generar el mayor bienestar para el mayor número de personas.
En su “Tratado de legislación civil y penal”, Bentham expuso que la ley debe ser diseñada para maximizar la felicidad social, castigando de manera proporcional a los delitos para prevenir futuros crímenes. Su enfoque en la relación entre el castigo y la disuasión ha tenido un impacto duradero en la formulación de políticas penales modernas.
Howard: estado de las prisiones
John Howard, otro representante clave de la Escuela Clásica, se centró en la reforma del sistema penitenciario. En su obra “El estado de las prisiones”, Howard documentó las deplorables condiciones de las cárceles de su tiempo y abogó por reformas significativas.
Propuso que las prisiones deberían servir no solo como un castigo, sino también como un medio para la rehabilitación del delincuente, mejorando las condiciones de vida de los prisioneros y promoviendo su reintegración en la sociedad.
Escuela Positiva
La Escuela Positiva, desarrollada en el siglo XIX, se distingue por su enfoque científico y empírico dentro de las teorías criminológicas. A diferencia de la Escuela Clásica, que veía el crimen como una elección racional, la Escuela Positiva sostiene que el comportamiento delictivo es el resultado de factores fuera del control del individuo, como características biológicas, psicológicas y sociales.
Esta perspectiva llevó al desarrollo de estudios detallados sobre el comportamiento criminal y la búsqueda de medidas preventivas basadas en el entendimiento de las causas del delito.
Lombroso: teoría sobre el hombre criminal
Cesare Lombroso, conocido como el padre de la criminología positiva, introdujo la idea de que el crimen tiene una base biológica.
En su teoría sobre el “hombre criminal”, Lombroso argumentó que algunos individuos nacen con predisposiciones innatas al crimen, identificables a través de características físicas específicas, como asimetrías craneales y otros rasgos que él consideraba indicadores de “atavismo”. Aunque sus teorías han sido ampliamente criticadas y desacreditadas, Lombroso sentó las bases para la investigación científica en criminología.
Ferri: sociología criminal
En contraste con Lombroso, Enrico Ferri amplió la comprensión del crimen al incorporar factores sociales y económicos en su análisis. En su “Sociología criminal”, Ferri sostuvo que el comportamiento delictivo es el resultado de una combinación de factores biológicos, psicológicos y sociales, como la pobreza, la educación y el entorno familiar.
Ferri abogó por políticas sociales que aborden las causas subyacentes del crimen y no solo por la implementación de castigos.
Garofalo: delito natural y delito universal
Raffaele Garofalo, otro destacado representante de la Escuela Positiva, introdujo la idea de “delito natural”, refiriéndose a actos que ofenden los sentimientos altruistas fundamentales de la sociedad, como la piedad y la probidad.