Los celos en la infancia surgen por el miedo, la tristeza, la rabia y la autocrítica que los niños y niñas sienten cuando nace otro hermano. Se experimentan en edades tempranas porque el niño o la niña tienen un vínculo cercano con la figura paterna o materna. Además, porque tienen expectativas con respecto al tipo de relación que cree que debe tener con sus cuidadores.

En el blog de hoy te queremos explicar los distintos factores que influyen en la aparición de los celos en la infancia para que se puedan entender y manejar a fondo. ¡Vamos a ello!

¿Cuáles son las causas de los celos infantiles?

Los celos son emociones humanas complejas que tienen una base genética y están modulados por un entorno social determinado. Algunos profesionales clasifican los celos en la infancia como una reacción irracional compuesta de tristeza, pérdida de autoestima y enemistad hacia un rival.

Las causas de los celos aparecen en un momento del desarrollo, alrededor de los 12 meses de edad, cuando el pequeño es capaz de formarse expectativas.

Sin embargo, es importante diferenciar los celos de la envidia. Los celos ocurren por la sensación de pérdida de un objeto querido que de alguna manera tuvimos. En cambio, en la envidia, hay frustración por desear algo que tiene el otro y que nunca tuvimos.

Ahora bien, para que los celos aparezcan, previamente, debe establecerse el apego hacia la figura materna, es decir, se debe poseer el cuidado, atención, protección y cariño de la madre. Un niño o niña que siente que perderá el afecto de su madre, reaccionará con rechazo hacia el nuevo hermano, que es el nuevo competidor.

La llegada de este intruso coincide con la aparición de normas imprevistas que no tenía hasta el momento.

Factores que influyen en la aparición de los celos

Aunque puedan sentirse muy incómodos, los celos son una más de las tantas conductas evolutivas normales que presenta el niño y que le sirven para adaptarse a una nueva situación.

Ahora bien, cada niño o niña sufre los celos de forma diferente y esto se debe a que hay distintos aspectos que controlan la respuesta, según variables personales y ambientales. Te los contamos a continuación.

Factores predisponentes

El momento de mayor intensidad de los celos es entre los 2 y los 4 años. En esta edad el niño o la niña aún dependen de su madre y el vínculo se altera con mayor intensidad. Cuando los hermanos se llevan más de 3 años entre sí es más difícil que aparezcan los celos, ya que el mayor ha alcanzado cierta independencia y no considera al pequeño como un rival directo.

En las familias de padres separados o madres solteras, la preferencia del hijo por la figura “ausente” o la preferencia de este por un hermano puede acentuar los celos.

En cuanto a los hermanos, el primer hijo es el que recibe con mayor impacto un nuevo nacimiento. Hasta ese momento acaparaba todo el cariño y ahora tiene que compartirlo. Si el niño o la niña están acostumbrados a recibir con prontitud la atención de los padres, tolerará de mala gana las atenciones al otro hijo.

Aspectos desencadenantes

El principal factor es el nacimiento del hermano. Esto repercute en el niño con cambios en el estilo de interacción y comunicación con los padres. También afecta en el desapego madre-hijo y, en algunos casos, transformaciones en el ambiente familiar.

Factores de mantenimiento

Cuando los padres y las madres hacen una comparación innecesaria entre hermanos siempre sale perdiendo alguien. Es ahí cuando el niño o la niña celosa se sienten continuamente despreciados respecto a sus hermanos. También encontramos factores como:

  • Incremento en órdenes y exigencias: resulta muy desconcertante para el niño que de pronto se le exija que haga cosas que antes no eran de su competencia.
  • Excesiva atención al hermano menor por padres, madres y familiares.
  • Ser hermanos del mismo sexo.
  • Excesiva intervención de los padres en la resolución de los conflictos.

¿Cuándo aparecen los celos en los niños?

Entre los 12 y 24 meses de edad, el niño y la niña entran en un conflicto de alejamiento y acercamiento hacia los padres, provocando la aparición de los celos.

Además, eso hace que el niño viva un tipo de duelo, con tres períodos bien diferenciados. Estas son: una etapa de protesta, otra de desesperación y, por último, la de resignación hasta que acepta la nueva situación.

Por otra parte, los celos se basan en dos pilares fundamentales: destronamiento y culpabilidad. Cuando estos aparecen, afectan negativamente a la autoestima del niño. Esto es así, ya que se echa la culpa a sí mismo de que el padre y la madre no le presten atención. Los pequeños pueden sufrir cuando comprueba que sus necesidades emocionales no se satisfacen como antes.

¿Cuáles son los síntomas de un niño celoso?

Al desobedecer, el niño o la niña fastidian a los padres y obtienen su atención aunque sea a través de la reprimenda. Otro de los síntomas de un niño celoso es que se pueden volver más introvertidos tras el nacimiento de un hermano o hermana. Esta reacción se relaciona con un descenso de la autoestima al sentirse apartados.

Igualmente, el niño parece desinteresado por cuanto le rodea, y se muestra apático, despistado y aburrido, como si estuviera en su mundo. Es común que el niño celoso interrumpa constantemente, se muestre muy alborotado o sea inoportuno cuando se atiende a un hermano menor.

Estas conductas suelen ser más llamativas cuando más las ignoran sus padres y madres. Ante la falta de respuesta, el niño o la niña aumentará la frecuencia e intensidad de su comportamiento.

Al mismo tiempo, la aparición de pesadillas, insomnio, terrores nocturnos y falta de apetito es característico en niños celosos. Incluso, muestra un estado depresivo en el niño.

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