En el Día Mundial del Sueño, hablamos de una de las fases más importantes mientras dormirmos: el sueño profundo, que tiene una función esencial para reparar y restaurar el cuerpo así como el cerebro. Si quieres saber más, síguenos porque te explicamos qué se entiende por sueño profundo, cómo se puede mejorar y en qué se diferencia este del sueño ligero.

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¿Qué es el sueño profundo?

El sueño profundo es la fase del sueño caracterizada por una actividad cerebral lenta y sincronizada conocida como ondas delta. Durante esta etapa, el cuerpo se relaja por completo y la respiración se vuelve más lenta y profunda. En este proceso también se producen cambios en la temperatura corporal y en la presión arterial.

Por todo lo mencionado, la fase de sueño profundo es esencial para promover la reparación de cuerpo y mente, así como para reforzar el sistema inmunológico y fortalecer la memoria.

¿Qué porcentaje de sueño profundo es lo normal?

Esta fase debe representar aproximadamente el 20% del tiempo total de sueño en adultos jóvenes y sanos. Sin embargo, este porcentaje puede disminuir con la edad, llegando a ser tan solo el 5% en personas mayores.

Asimismo, puede haber variaciones individuales en la cantidad de sueño profundo que se experimenta durante la noche.

¿En qué se diferencia el sueño profundo del sueño ligero?

  • El sueño ligero es la fase en la que el cuerpo se prepara para dormir. La actividad cerebral disminuye y los músculos se relajan, pero aún hay cierta actividad muscular y puede haber interrupciones frecuentes.
  • El sueño profundo es la fase en la que el cuerpo se encuentra en su nivel más bajo de actividad cerebral y muscular. Durante esta fase, el cuerpo se restaura y se repara mientras se producen las ondas delta mencionadas anteriormente.

Cómo mejorar el sueño profundo

Existen varias formas de atraer el sueño profundo y, por lo tanto, mejorar la calidad del sueño en general. Algunas recomendaciones son estas:

Establecer un horario regular de sueño

Irse a dormir y, sobre todo, despertarse a la misma hora todos los días ayuda a regular el ritmo circadiano del cuerpo.

Crear un ambiente adecuado para dormir

Mantener una temperatura fresca y agradable en la habitación, reducir la luz y los ruidos, así como dormir en una cama cómoda y acogedora forman el escenario perfecto para conciliar el sueño más rápido y a mantenerse dormido durante más tiempo.

Evitar la cafeína y otros estimulantes

La cafeína estimula el sistema nervioso, por lo que afecta también al descanso y hace que sea más difícil conciliar el sueño y también mantenerlo.

Practicar técnicas de relajación

Técnicas como la meditación, la respiración profunda y la relajación muscular progresiva pueden ayudar a reducir el estrés y la ansiedad, lo que puede mejorar la calidad del sueño.

Limitar el uso de dispositivos electrónicos

La luz azul que emiten los dispositivos electrónicos puede interferir con la producción de melatonina, una hormona que ayuda a regular el sueño. Por ello, los especialistas recomiendan dejar las pantallas al menos dos horas antes de acostarnos.

Consultar a un médico si hay problemas de sueño persistentes

Si se experimentan problemas de sueño persistentes, como insomnio o apnea del sueño, es importante consultar a un médico para determinar la causa y recibir el tratamiento más adecuado.