Es probable que a lo largo de la vida algunas personas pasen por ciertas crisis psicológicas que pueden llegar a alterar su estabilidad emocional. Para hacer frente a estos cambios hay que aprender a reconocerlos con compresión, compasión, paciencia y autoconocimiento. También, si la situación se descontrola, es fundamental pedir ayuda a un psicólogo profesional para evitar consecuencias traumáticas.

En el blog de hoy te explicamos los diferentes tipos de crisis más comunes, cómo se originan y las mejores formas de gestionarlas. Así que, sigue leyendo o conviértete en un experto del tema con nuestra Maestría en Counselling.

¿Cómo se producen las crisis psicológicas?

Las crisis que ocurren en la vida pasan cuando la persona enfrenta un cambio externo o interno de profunda intensidad. Por ejemplo, las mujeres viven cambios hormonales fuertes desde la pubertad hasta la menopausia con los que pueden enfrentar diversos momentos de inestabilidad.

Según expertos, las crisis se desarrollan según el contexto, la personalidad y las herramientas emocionales de la persona. Sin embargo, todas las crisis psicológicas presentan similitudes en cuanto a cómo se manifiestan. Si alguien está pasando por una etapa de cambio difícil es normal que sienta incertidumbre, sensación de vacío, angustia, tristeza y ansiedad.

Sin dudarlo, tanto mujeres como hombres tendrán que enfrentase a ciertas crisis durante su vida. A continuación, te mencionamos las más comunes.

Crisis de la adolescencia

La crisis que empieza en la pubertad y continúa en la adolescencia está definida por cambios a nivel físico y psicológico. En esta etapa no solo se viven cambios de desarrollo corporal, sino también se desarrolla una identidad personal y social. Es aquí cuando la imagen que los demás tienen de nosotros empieza a cobrar una especial importancia.

Todo esto puede tener ciertas consecuencias a nivel psicológico que marcarán a la persona de por vida. Por ejemplo, la idea de la autoexigencia en esta etapa es muy fuerte porque se nos imponen expectativas irreales. Las concepciones de estar perfectos físicamente, tener ropa de moda, contar con un gran grupo de amigos o sacar buenas notas en la escuela empiezan a surgir. Cuando todo esto no se consigue aparece la frustración y los problemas de ansiedad, baja autoestima o trastornos alimentarios invaden a los jóvenes.

¿Cómo gestionar la crisis psicológica de la adolescencia?

Lo más importante es tener buena comunicación con alguien de confianza que pueda ayudarnos en cualquier momento, alguien que ya haya pasado por esas etapas y tenga más experiencia. Así podremos sacar todo lo que tenemos dentro y desahogarnos para no reprimir emociones que en un futuro nos pasen factura.

Otro aspecto que no se debe olvidar es el de trabajar la autoestima. Dejar de seguir los cánones sociales impuestos nos ayudará a aumentar nuestro amor propio y a respetarnos tal y como somos. Para todo esto, la guía de un psicólogo profesional puede ser de gran utilidad.

Crisis psicológicas de empleo

Las crisis relacionadas con el empleo están dentro de las crisis circunstanciales porque ocurren cada vez que buscamos empleo. Esa situación de cambio en la que no siempre podemos tener el control hace que nos enfrentemos con incertidumbre, angustia o ansiedad a nuestro futuro.

Para sobrellevar este momento con mayor tranquilidad se recomienda buscar apoyo en personas cercanas. Incluso, podemos pedir ayuda a profesionales que nos enseñen a reforzar nuestras expectativas positivas sin frustración. También, debemos aprender a aceptar los cambios inevitables y verlos como oportunidades de desarrollo y crecimiento, no como una amenaza.

La maternidad y paternidad

La llegada de un bebé al hogar supone un gran cambio en la vida de una persona, especialmente en la de las mujeres por los cambios a nivel hormonal y corporal. En esta etapa, hombres y mujeres enfrentan cambios en su rutina y en su estilo de vida. Sin embargo, las hormonas en las mujeres pueden alterar su humor y los cambios que sufren en su cuerpo pueden provocarles un gran impacto.

Como en toda crisis, la ayuda y el apoyo externo es fundamental para desarrollar la paciencia y la correcta gestión de emociones. Estas serán herramientas importantes para llevar con calma este gran cambio en la vida.

Crisis de la media edad

Las personas de 40 pueden sufrir esta crisis porque sienten que no han cumplido con sus metas o no han conseguido todo lo que se propusieron en años anteriores. Esta incomodidad está influenciada completamente por la presión social de cumplir ciertas expectativas impuestas como el tener hijos, estar casado y tener éxito profesional.

Toda esta necesidad de alcanzar las metas sociales puede provocar ansiedad, tristeza y, en ocasiones graves, depresión. Para ello, es bueno empezar a ser conscientes de las cosas positivas, de los momentos negativos y de las decisiones importantes del pasado. Si hacemos un recuento de todas las motivaciones y las limitaciones que tenemos, podremos adoptar una estrategia acertada sin comparar nuestra vida con la de los demás.

Llegar a la vejez

Las crisis psicológicas ocasionadas por la vejez no solo surgen por los cambios corporales, sino del cambio en la identidad personal y social. También, en la manera en que nos vemos a nosotros mismos y cómo nos ven los demás. Muchas veces el notar que no somos tan productivos como antes o que empezamos a depender nuevamente de otros en nuestro día a día, y que seres queridos de la misma edad fallecen, puede provocar profundas depresiones.

Por eso, es muy importante en esta etapa, y en las anteriores, mantener una vida social activa, salir a la calle, hacer actividades que nos gusten y pedir consejos de profesionales para adaptarnos sabiamente a todos los cambios radicales.