En la era de la adicción a la dopamina a través de comportamientos que van desde el consumo de sustancias hasta el uso abusivo de las pantallas, saber qué es una conducta adictiva es crucial para poner nombre y solución a un problema cada vez más frecuente. Estas conductas representan un desafío significativo, pues abarcan una amplia gama de comportamientos compulsivos que interfieren en el bienestar y la funcionalidad del individuo.
A lo largo de este artículo veremos qué es una conducta adictiva, cuáles son las principales y cómo detectarlas.
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Índice de contenidos
¿Qué es una conducta adictiva? Características y ejemplos
Una conducta adictiva se refiere a un patrón de comportamiento compulsivo y repetitivo que conlleva una dependencia, ya sea psicológica o física, hacia una sustancia o actividad específica.
Muchas de ellas surgen a raíz de una deficiente gestión emocional. Las personas a menudo recurren a comportamientos adictivos como una forma de hacer frente a emociones difíciles, estrés o trauma.
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Algunas de las características distintivas de las conductas adictivas incluyen:
- Compulsividad. Las personas con conductas adictivas sienten una urgencia incontrolable de participar en la actividad o consumir la sustancia, a menudo ignorando las consecuencias negativas asociadas.
- Pérdida de control. La incapacidad para moderar o detener la conducta adictiva, incluso cuando se reconoce que está teniendo efectos perjudiciales en la salud, relaciones y vida cotidiana.
- Búsqueda de gratificación. La conducta adictiva está motivada por la búsqueda de placer, alivio del estrés o escape de la realidad. La persona busca repetidamente la recompensa asociada con la actividad.
- Tolerancia. Con el tiempo, puede desarrollarse una tolerancia, lo que significa que la misma cantidad de sustancia o la misma frecuencia de actividad ya no produce la misma sensación de gratificación, llevando a un aumento en la intensidad o frecuencia de la conducta adictiva.
- Consecuencias negativas. Las conductas adictivas suelen ir acompañadas de consecuencias adversas en la salud física y mental, así como en las relaciones personales, el rendimiento laboral y otras áreas de la vida.
Veamos un ejemplo para poder entender mejor qué es una conducta adictiva:
Imaginemos el caso de Ana, quien ha experimentado una creciente dependencia a las redes sociales. Ana encuentra difícil resistirse a revisar constantemente su teléfono, incluso en situaciones sociales, en el trabajo o antes de dormir.
Dedica largas horas navegando por las redes sociales, viendo videos en línea y respondiendo mensajes, hecho que ha afectado negativamente su productividad en el trabajo, sus relaciones interpersonales y su calidad de sueño.
A pesar de ser consciente de los efectos negativos en su vida, Ana se siente incapaz de reducir su tiempo en pantalla.
¿Qué son las conductas adictivas según la OMS?
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una adicción es “un trastorno de salud mental y un trastorno del comportamiento caracterizado por la necesidad compulsiva de consumir una sustancia (p. ej., alcohol, drogas, tabaco) o de realizar una actividad (p. ej., juego, sexo, trabajo) a pesar de los problemas negativos asociados con dicho consumo o actividad”.
En este contexto, entendemos como conducta adictiva a un comportamiento que realiza una acción de manera reiterada que es consecuencia de una adicción, por lo que se reconoce que las adicciones no se limitan solo al consumo de sustancias, sino que también pueden manifestarse en la participación compulsiva en diversas actividades.
¿Cuáles son las principales conductas adictivas?
Para entender mejor qué es una conducta adictiva, veamos con ejemplos cuáles son los tipos de adicción más frecuentes:
- Adicción a sustancias. Consumo compulsivo de sustancias como alcohol, drogas ilícitas o medicamentos recetados, a pesar de las consecuencias perjudiciales.
- Adicción al juego. Participación compulsiva en juegos de azar, con riesgos financieros y sociales significativos.
- Adicción a la tecnología. Uso descontrolado de dispositivos electrónicos, redes sociales o videojuegos, afectando la vida diaria y las relaciones interpersonales.
- Adicción al trabajo. Obsesión compulsiva con el trabajo, con la incapacidad para desconectar, lo que puede dar lugar a agotamiento y problemas en las relaciones.
- Adicción a la comida. Compulsión persistente hacia la ingesta excesiva de alimentos, a menudo caracterizada por la incapacidad para controlar la cantidad de comida consumida.
- Adicción al sexo. Participación compulsiva en actividades sexuales, a menudo asociada con riesgos para la salud y problemas en las relaciones.
- Adicción a las compras. Consumo compulsivo y excesivo, a menudo resultando en problemas financieros y acumulación de bienes innecesarios.
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¿Cómo saber si tengo una conducta adictiva?
Esta es una de las primeras preguntas que se plantean las personas que comienzan a detectar su dependencia hacia ciertos hábitos, sustancias o comportamientos.
Pues bien, para poder discernir entre una conducta adictiva o una simple acción que se repite de manera rutinaria, es crucial prestar atención a diversas cuestiones que ayudarán a evaluar la naturaleza y el impacto del comportamiento.
Algunas de ellas son:
- Frecuencia y persistencia: Analizar la frecuencia con la que se realiza la actividad en cuestión y si esta persiste a pesar de los intentos de reducción o control. Una conducta adictiva tiende a ser repetitiva y difícil de interrumpir.
- Control: Evaluar la capacidad de controlar la conducta. Si resulta difícil moderar o detener la acción a pesar de los deseos de hacerlo, podría indicar una falta de control característica de las conductas adictivas.
- Impacto en la vida diaria: Observar cómo la conducta afecta las actividades cotidianas, relaciones interpersonales y responsabilidades laborales. Las conductas adictivas suelen tener consecuencias negativas en diversos aspectos de la vida.
- Búsqueda de gratificación: Reflexionar sobre si la conducta está motivada por la búsqueda constante de placer, alivio emocional o escape de situaciones desafiantes.
- Consecuencias negativas: Identificar si la conducta ha generado problemas de salud, financieros, legales o interpersonales. Las conductas adictivas a menudo van acompañadas de consecuencias negativas.
- Tolerancia y aumento de la intensidad: Observar si se requiere cada vez más de la actividad o sustancia para obtener la misma sensación de gratificación, lo que indica la posible presencia de tolerancia.
- Preocupación y conciencia: Evaluar si existe preocupación consciente sobre la conducta y sus consecuencias. La falta de conciencia o negación puede ser una barrera para reconocer una posible adicción.